sábado, 25 de diciembre de 2010

TIEMPO DE ACCION DE GRACIAS Y ALABANZA

Para los seguidores de Jesucristo, el tiempo de Navidad es tiempo de acción de gracias y de alabanza. No hay que dejarse tentar por una lectura moralizante del Evangelio, que nos lleve a preguntarnos qué tenemos que hacer. Es tiempo para descubrir que Dios nos ama
Para manifestarnos su amor, ha dado el salto desde la eternidad hasta la historia humana, y se ha hecho presente en un niño desvalido. La grandeza de su amor le ha impulsado a ser humano, para hacernos partícipes de su divinidad. Ahora sabemos que lo más importante no consiste e ser rico o pobre, en sen jardinero o ingeniero, en ser varón o mujer, sino en ser hijo de Dios.
Lo más apropiado es zambullirse en la oración contemplativa que nos permita adentrarnos en el amor de Dios; en su bondad; en su Belleza; en pasión por el hombre. Hasta que brote de nuestro espíritu un cántico nuevo: un cántico de gratitud y de alabanza; un cantico de confianza y alegría
serena; el cántico de quien sabe que Dios sí existe, que Dios es infinitamente bueno en sí y para nosotros, que nos ama como sólo saben amar los padres y las madres.

domingo, 19 de diciembre de 2010

DIOS ES LA CUESTIÓN CENTRAL DEL HOMBRE

La Navidad es un tiempo propicio para reavivar nuestra fe y profundizar en el conocimiento de Dios; para buscar su rostro. Porque el conomiento de Dios es la cuestión más importante para el cristiano de hoy. Podemos seguir tres caminos.
En primero es el camino de la inteligencia, a partir de la contemplación del mundo creado y de la reflexión sobre el mismo. Porque los cielos cantan la gleria de Dios y en universo pregona la obra de sus manos. La belleza, la inmensidad y la bondad del mundo nos permiten intuir al autor de la creación. Y Dios se da a conocer a quien le busca.
El segundo es el camino de la fe y centra su atención en la Escritura. De manera especial, en los cuatro evangelios y en la persona de Jesús, porque Jesús de Nazaret es el rostro humano de Dios y nos manifiesta su amor, su capacidad de acoger a los pecadores, su amor a los que nadie quiere y su pasión por el hombre. Por todo hombre.
Y el tercer camino es el del corazón, el camino de los sentimientos, que se pone de manifiesto en lectura de la Palabra de Dios y en la oración de cada día. En todo tipo de oración. De manera muy especial, en la celebración comunitaria de la santa misa
No son caminos alternativos, sino tres aspectos de una misma búsqueda. No olvides que Dios se revela cada día para cada día, y que, en la medida en que avancemos en el conocimiento de Dios, estamos profundizando en el sentido de la vida humana, en aquello que nos libera, nos humaniza y nos ayuda a ser felices. ¡Navidad significa que Dios nos está buscando y nos espera!

domingo, 12 de diciembre de 2010

SUGERENCIAS PARA CELEBRAR LA NAVIDAD

Siguiendo lo que nos dice san Juan Bautista, si deseas celebrar una Navidad alegre y fecunda, te ofrezco estas sugerencias:
La primera, remover los obstáculos. Puede venirte bien una confesión. Procura mirarte a la luz de Dios y no dudes en acudir a este sacramento: con humildad, sinceridad, confianza y propósito de cambiar aquellas actitudes que no están en sintonía con el Evangelio. Centra tu atención y tus esfuerzos en la principal de ellas. Tienes un buen ejemplo de examen de conciencia en la carta de san Pablo a los Gálatas, 5, 19-23. No importa que haga años que no te confiesas, lo que cuenta es centrar tu atención en Dios, en la misericordia de Dios, para acogerla y disfrutarla. En nuestra parroquia puedes confesar todos los días, durante la media hora que precede a la santa misa.
La segunda, que busques espacios de silencio, para abrir de par en par las puertas del corazón a Jesucristo. Quizá puedas visitar un templo fuera de las horas de culto: Habla con Dios, acrecienta tu deseo de Dios, pídele que te ayude a descubrir su rostro y pon en sus manos todo aquello que te preocupa. Lo malo, para pedir ayuda; y lo bueno, para darle gracias.
Después, siguiendo aquello de que el que tenga dos túnicas, que dé una a quien no tiene, examina con los tuyos los gastos que os podéis permitir, incluyendo los de Reyes y fin de año. Después, decidid qué porcentaje vais a compartir. Superior al 10%. Quizá conozcas a amigos, vecinos, familiares o compañeros de trabajo que lo están pasando mal. Siempre hay una manera delicada de entregárselo. Y si no, dáselo a Cáritas de tu parroquia, que sabrá bien qué hacer con ello.
Además, es posible que haya alguna persona cerca de tu casa que esté sola. Quizá tu párroco. Invítale a compartir con tu familia la cena de Navidad. Siempre hay personas mayores que no tienen a nadie. Y si piensas invitar a tu párroco, pregúntale antes por sus horarios de misas y de otros servicios.
Finalmente, no faltes a la misa del gallo. En familia. Que lo importante de esa noche no es la cena en familia, sino la celebración del nacimiento del Hijo de Dios.