sábado, 21 de julio de 2012

LOS JUECES Y LA JUSTICIA

En los países democráticos, que tienen a mi juicio la forma menos mala de gobierno, los jueces no están al servicio de la justicia, sino de la legalidad. Y es importante caer en la cuenta de ello, para que no nos llamemos a engaño. De momento, no me refiero a la cuestión tan candente como real de que los jueces como tales, al menos los más relevantes, se alinean no con el pueblo ni con el bien común ni con la justicia, sino con el partido los ha propuesto.
Dicho esto, volvamos a la cuestión de la justicia y de la legalidad. Porque la misión de los jueces consiste en aplicar las leyes que ha aprobado el Parlamento. Y cualquier persona con sentido común sabe que no todas esas leyes son justas. Las hay que son un verdadero atentado contra la justicia, como las que no defienden la vida humana en todas las fases de su desarrollo; o las que establecen una diferencia tan escandalosa entre el derecho a una pensión y el tipo de pensión de las personas que han ocupado las altas magistraturas del Estado y las pensiones de los que se han pasado la vida trabajando de sol a sol. Y no digamos nada de muchas de esas leyes que protegen la tan mal llamada ingeniería financiera.
La justicia es otra cosa, y se basa en la dignidad de la persona y en los derechos humanos. Pero parece que la defensa de esa justicia no es misión de los jueces. De ahí la necesidad de que los ciudadanos estemos bien formados y bien informados, y sigamos levantando nuestra voz en favor de los pisoteados y de las personas indefensas. Para cualquier cristiano, la defensa de esta justicia es parte integrante de su fe; y es también una manera de vivir y proclamar el Evangelio.

martes, 10 de julio de 2012

EL BOSON DE HIGGS

Muchas personas se preguntan qué importancia tiene para un creyente el reciente descubrimiento de la partícula llamada el bosón de Higgs. Mi opinión es que tiene una gran importancia, porque los creyentes somos humanos, y Dios nos encomendó este mundo en el que todos vivimos para conocerlo, amarlo y cuidarlo, ya que es nuestra casa, nuestro huerto y nuestro jardín. Por eso, todo nuevo descubrimiento es un motivo de alegría, porque nos revela la grandeza y belleza del mundo y el papel impresionante  de la inteligencia humana y de su búsqueda continua.
 Además, todos los nuevos descubrimientos, bien usados, pueden contribuir a un desarrollo mayor del saber y de nuestra capacidad de actuar en los procesos de la materia.
Fuera de esto, no implica ninguna dificultad para un creyentes. Es un paso más en nuestro conocimiento del mundo, pero la ciencia no tiene la posibilidad ni la misión de afirmar o negar la existencia de Dios. Ella, con sus resultados, nos acompaña un trecho del camino y nos facilita el viaje, pero no puede responder a la grave pregunta de por qué hay algo en lugar de nada, ni de si el viaje tiene una meta.
De la misma manera que la ciencia, con sus laboratorios, no sabe lo que significa entregar un ramo de rosas a una persona, tampoco sabe por qué hay mundo, quién hizo esas leyes que vamos descubriendo poco a poco, de dónde viene el hombre, que sentido tiene la vida, qué cabe esperar más allá de la muerte... Lo que sí nos enseña es que el mundo y el hombre son mucho más complejos que lo que imaginaban nuestros mayores. Y por eso, cada paso de la ciencia nos lleva a descubrir a un Dios más grande, más desconcertante y más bello.   

domingo, 1 de julio de 2012

JESUCRISTO ES EL DADOR DE LA VIDA BUENA

La vida es un regalo de Dios, y una vez que nos la da, la tenemos para siempre. Es verdad que tenemos que morir, pero "la vida no termina, se transforma". Mientras disfrutamos de ella en esta tierra, es un tiempo de siembre, de siega y de cosecha.
Por eso es importante desarrollar todas las posibilidades que Dios nos ha dado. O como dice una parábola, es necesario que pongamos en juego todos los talentos que hayamos recibido del Señor. Por supuesto que los valores biológicos tienen mucha importancia, y conviene que cuidemos la salud. Es el motivo de que periódicamente nos hagamos chequeos.
También es imprescindible desarrollar los valores intelectuales y éticos; esos que nos capacitan para desarrollar una vida digna de la persona humana. Para los valores intelectuales (de los que forman parte los que se llaman "manuales"), a lo largo de una etapa de la vida nos vemos sometidos a exámenes y pruebas que acreditan nuestra constancia en su cultivo, nuestro esfuerzo y desarrollo. Tales valores nos proporcionan un puesto dentro de la sociedad y habilidades para el trabajo. Y para los valores morales, es conveniente habituarse a realizar el examen de concienci.
Pero los valores que nos proporcionan mayor plenitud son los valores espirituales, esos que san Pablo denomina "frutos del Espíritu". Todos ellos son un regalo del Espíritu, pero Éste necesita la colaboración de cada uno. Y cuando se han desarrollado en el corazón de la persona, constituyen la verdadera calidad de vida, que se se identifica en cierto modo con lo que llamamos santidad. Al hablar de valores espirituales, me refiero a la bondad, la geberosidad, la grandeza de alma, la comprensión, la paz interior, la alegría, el amor y la fortaleza, entre otros. Podéis estar seguros de que constituyen la mejor calidad de vida. También cuando carecemos de los valores biológicos y convivimos con la enfermedad.