viernes, 28 de diciembre de 2012

EL CONCILIO Y LA NUEVA EVANGELIZACIÓN

Una de las bases de la nueva evangelización en la que estamos empeñados los católicos es el conocimiento y la aplicación de cuanto nos dice el concilio Vaticano II. Para poder dar pasos, es necesario analizar con  detenimiento cuáles son las carencias pricipales en este campo. Es decir, poner de relieve qué aspectos de su enseñanza siguen pendientes de ser llevados a la práctica. El tema es difícil y complejo, y exige que todos los miembros de la Iglesia aportemos sugerencias. Por mi parte, hoy me voy a fijar en tres aspectos.
El primero, el papel de los seglares en la Iglesia. Si miramos lo que sucede en las parroquias, podemos ver que la mayoría de los sacerdotes no respetan lo que el Espíritu ha ido desarrollando en las comunidades. Cuando llegan a un nuevo destino, hacen y deshacen a su gusto, sin respetar lo que se ha venido haciendo y  conctruyendo durante años en aquella comunidad. Además, en la mayoría de las parroquias no hay órganos colegiados de búsqueda y decisión, como pueden ser los consejos pastorales y los consejos de economía. Los seglares se tienen que limitar a poner en práctica lo que decide el párroco y de la forma en la que él lo decide. Y si miramos a las diócesis, vemos que sucede lo mismo. A los seglares no se les reconoce ninguna iniciativa, e incluso se evita que ocupen aquellos cargos diocesanos para los que están capacitados. Existen órganos colegiados, pero su papel se limta a dar su punto de vista sobre los que otros, siempre clérigos, han pensado y propuesto. Esto ha llevado a que carezcamos de un laicado preparado y comprometido con la fe y con el mundo.
El segundo, la falta de conocimiento y de aplicación de la doctrina social de la Iglesia. Dicho de otra modo, la falta de puentes de la Iglesia con el mundo contemporáneo. Este punto tiene que ver con el anterior, pues sin un laicado bien formado y comprometido, corremos el riesgo real de reducir la vida de fe a la Liturgia y a los comportamientos personales. O más bien, individuales. Debido a todo ello, muchos cristianos están a la defensiva frente a lo que se gesta fuera de la Iglesia. Su relación con el mundo circundante es de mera observación distante -y, con frecuencia, de actitud crítica en sentido negativo. En lugar de ser la vangiardia de Dios en un mundo que se hace cada día, nos hemos convertido en los hombres y las mujeres del no.
En tercer lugar, una fuerte carencia de experiencia de Dios y de la comprensión de la fe en clave trinitaria. Conviene recordar que el Concilio, que se presenta como un concilio pastoral, dedica los puntos dos, tres y cuatro de su primer documento, la "Lumen gentium", a hablar del Padre, del Hijo y dfel Espíritu Santo en la vida del mundo y de la Iglesia. Tenemos un exceso de moral y de normas, y un gran déficil de Dios, tanto en la vida de los creyentes como en el anuncio de la fe.
Por supuesto que detecto otras carencias, pero éstas me parecen las más preocupantes, Y de poco servirá hablar de nueva evangelización, si no nos renovamos cada uno, empezando por los que estamos llamados a servir; y frenamos o no alentamos o no permitimos la renovación profunda de nuestras comunidades.   
  

1 comentario:

  1. Yo como siempre, mi querido Juan Antonio te doy toda la razón porque la tienes en lo que dices, sin dudarlo.Tu sabes bien que más del 80% de lo que soy te lo debo a tí. Tú diras y yo contigo,a mi no,al Señor, pues también a su intermediario.
    Un día te llamó el Señor para evangelizar y le dijiste: Aquí estoy para hacer lo que tú, quieras. Además en ti ocurre una cosa, que todo el que se acerca a tí se da cuenta del tirón y es que el Señor te dió cinco talentos y cuando llegues a la casa del Padre le vas a presentar no otros cinco,sino un gran barco lleno de talentos,de monedas de oro macizo y de piedras preciosas, que la humildad de tu corazón no ve,pero yo cuando pienso en tí me digo cuando entre en el Cielo cuantos saldran a tú encuentro y diran a Jesús: Señor este es el sacerdote que me enseñó a conocerte,a amarte,que me enseñó a estar en el Sagrario junto a ti, este es el sacerdote que al estar enamorado de tí todo lo que hace es poque se siente amado por ti hasta el tuetano de sus huesos y él te ama entrañablemente y ama a los demás y en tal manera,que al ver la calidad de su amor a todos, nos decimos ¡No se puede amar más, es lo máximo! luego comprendemos que, el amor de Dios es mucho mas grande,pero todos estaran de acuerdo en que cuando estan delante de tí y por tu persona,por tu voz,por la devoción de tus Eucarístias y por tu causa alabamos muchos no a ti, sino al Padre del Cielo.
    Lo que te he dicho Juan Antonio es verdad, pero esta alabanza tiene una razón. En los caminos de tu vida el E.S. te hizo ver que Jesucristo te amó y se entregó por tí.
    Escuchaste al Señor que te decia: la mies es mucha y los obreros pocos, pero tú sabes que S Agustin le dice al Señor que se equivoco, que los obreros son muchos, pero que bastantes de ellos no hacen nada", pero ahí no estas tú, porque te has servido de todo los medios posibles para decirles a las gentes que el Dios amor nos quiere. Esa querido Padre es otra de las dificultades para la nueva evangelización y es que necesitamos sacerdotes y diáconos,laicos y religiosos Santos y sabios como tú, y, sino son sabios al menos que sean Santos. Así lo dijo Juan Pablo II
    Por todo ello. Alabado sea Jesucristo

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