miércoles, 11 de junio de 2014
EL ESPÍRITU SANTO NOS PONE EN PIE CADA MAÑANA
Durante el mes de mayo, apenas he tenido tiempo para asomarme a esta ventana, para anunciar desde las azoteas cuanto el Señor me dice en la densidad de la vida diaria. Porque Jesús sale a nuestro encuentro sin previo avisio, cuando menos lo esperamos: en la visita a un efermo, en la lectura de la Palabra, en la intimidad de la oración, en la comunión eucarística y en las personas que nos cruzamos por la calle.
Él nos dijo que nos enviaría al Espíritu, para llevarnos al conocimiento profundo de Dios y al amor entrañable y servicial a los demás.Porque el Espíritu ha derramado el amor de Dios en nuestros corazones y la luz de la fe que nos permite mirar a nuestro mundo con los ojos de Dios.
Él es el que pone en pie a la Iglesia cada día. El que sostiene a los voluntarios de las Cáritas para escuchar y acoger a los que acuden; el que fortalece la fe de todos los que dedican su tiempo a los pisoteados; el que llena de sonrisas el rostro de las Hermanitas de los Pobres cuando lavan y acarician a los ancianos desamparados; el que abre nuestros templos para celebrar la Eucaristía; el que nos enseña a escuchar a los demás, el que ilumina nuestra mente y dirige nuestros pasos.
Pero es imprescindible que nos acostumbremos a escucharle, a discernir cuál es su voz entre los mil ruidos que que jalonan nuestra existencia. Para ello, hoy me limitaré a decir que allí donde resuenan la alegría, la paz, la grandeza de alma y la bondad, allí está también el Espíritu de Jesucristo.
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Muchas gracias Dr.J.A. Paredes por esta entrada tan interesante, que nos ayuda a reconocer al Espíritu Santo. Que Dios lo colme de Bendiciones. MªJosé Bermúdez.
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