sábado, 3 de abril de 2010

Jesucristo ha resucitado

El equipo de Liturgia ha trabajado mucho y bien. Ya está todo preparado para la celebración de la Vigilia Pascual, a las once de esta noche. Dos niños de nueve años y dos bebés van a recibir el sacramento del bautismo, y todos los miembros de la comunidad renovaremos con fe nuestras promesas bautismales, porque celebramos y proclamamos la resurrección de Jesucristo.
Es el mayor acontecimiento de la historia, lo proclamo sin complejos. Me considero una persona normal, que está muy contento de haber nacido, que ama apasionadamente esta tierra, que se considera lúcido y tiene un buen conocimiento del desarrollo de los saberes, y que ha dedicado sus mejores energías a la búsqueda de la verdad. También a la verdad de la fe católica que, por la gracia de Dios, profeso y en la que vivo, más que cómodo, feliz.
Muchos teólogos del s. XX insitían en que la resurrección de Jesucristo es el "sí de Dios" a todas sus palabras, a su comportamiento con los pecadores y con los pobres, a su vida y a su muerte. El rechazado como un maldito por las autoridades religiosas de su pueblo, por autoridad civil y por el pueblo, que antes le había aclamado, recibió el aval de Dios a sus pretensiones de ser el Mesías y a su manera de entender a Dios y al hombre.
Sus seguidores tenemos que seguir proclamando esta fe con nuestra vida. Y pienso que algunas de las actitudes que más necesitamos hoy son estas: Adentrarnos con la oración en el Misterio infinito de Dios; implicarnos con más esperanza en la transformación del mundo en que vivimos, aunque sea muy poco lo que podemos hacer; reconciliarnos críticamente con los valores de la cultura moderna, pues Dios sigue creando cada día; y ser la voz insobornable que denuncia la injusticia y la violencia. ¡Contamos con la presencia transformadora del Resucitado y con la Luz del Espíritu. ¡Porque Jesucristo ha resucitado, alegráos todos y manos a la obra!

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