sábado, 5 de enero de 2013

DIOS SE DA A CONOCER A QUIEN LE BUSCA

La primera gran cuestión que se nos plantea hoy a los cristianos es la de saber si se puede ser una persona del s. XXI y creer que Dios existe. Y la segunda, más importante aún y más compleja, es la de saber quién es Dios, qué rasgos le definen. En realidad, han sido las dos cuestiones que han preocupado al creyente a lo largo de la historia: si Dios existe y quién es Dios. Los que somos ya creyentes no estamos exentos de tener que afrontar ambas cuestiones ni de vivir etapas de profunda oscuridad.
Pero podemos afirmar sin ninguna duda que Dios se deja encontrar por todo el que le busca con sinceridad y con limpieza de corazón. Los caminos pueden ser muy diferentes, pero en algún momento de su vida dirá convencido: Dios sí existe; y yo lo he encontrado. Aunque sería más correcto decir: Dios sí existe y me ha encontrado cuando yo le buscaba a tientas. Es lo que se pone de manifiesto en la fiesta cristiana de hoy: la epifanía del Señor, más conocida como la fiesta de los Reyes.
Tenemos a unos hombres que buscan la verdad. Trataban de descubrir el funcionamiento del mundo y de los astros. En un momento dado, se sienten interpelados por un fenómeno que no era habitual, por un astro que les resultaba novedoso, y se pusieron en camino. El astro fue sólo un signo, y no demasiado elocuente, pero provocó en ellos el deseo de ir más allá de las apariencias, el deseo de transcender y llegar a Dios. Y saben que sólo lo pueden encontrar los que son limpios de corazón y los que buscan desde la cociencia de su pequeñez.
Hay un momento en el que perdieron la señal que seguían y se sintieron desconcertados. Pero, en lugar de rendirse, preguntaron a todo el que les pudiera dar alguna noticia de ese Dios que está viniendo al encuentro del hombre: se dejaronn ayudar por aquellos que creen saber algo de Dios. Hasta que la señal se hizo más nítida y más cercana: encontraron al Dios desconcertante que se nos ha manifestado en un niño desvalido. Y fue entonces, cuando la inteligencia se vio sometida a una dura prueba, cuando su corazón intuyó que Dios se da a conocer a todos los que le buscan sinceramente y a los que se deciden a adentrarse en el camino de las bienaventuranzas.  

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