jueves, 6 de febrero de 2014

NO TENGAIS MIEDO

Es lo que nos repite Jesús con mucha frecuencia. Y me parece oportuno recordarlo en estos días en los que se ha incrementado la agresividad contra la Iglesia Católica y contra sus seguidores. Las cuestiones del aborto, la homosexualidad y la nueva ley de aducación han excarbado mucho los ánimos. Por mi parte, considero que no debemos entrar en polémicas estériles ni victimismos de ningún tipo. Ante las acusaciones que nos lleguen y la denuncia de los pecados de eclesiásticos, lo primero que debemos hacer es analizar en qué tienen razón y pedir el perdón correspondiente, con firme propósito de la enmienda y la reparación posible de los daños causados. Pero no desanimarnos ni caer en el pesimismo. Y jamás callar por miedo. Lo nuestra es seguir proclamando que Dios nos ama a todos; seguir siendo testigos humildes de amor, como nos enseña Jesucristo; apostar por la liberación integral de los pisoteados; denunciar la injusticia, la corrupción y la explotación del hombre por el hombre; y hablar con absoluta libertad. Aunque nuestras palabras no sean compartidas y no sean políticamente correctas. Aunque nos crucifiquen por nuestra claridad y por nuestra libertad. En este mundo de tinieblas y de sombras de muerte, que tiene miedo a la Luz que es Jesucristo, ser testigos de la Luz. Pero sin disputar a nadie el poder y sin estar constantemente a la defensiva. Lo que importa es vivir con la alegría de quien sabe, por la fe, que Dios sí existe; que es infinitamente bueno; que nos ama a todos con la pasión de un padre misericordioso y que respeta nuestra libertad. También la de los que no creen en Dios y se presentan como las únicas personas inteligentes y sabias. A pesar de todo, Dios los ama con la pasión de un Padre y también nosotros tenemos que amarlos y estar dispuestos a escucharlos.

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