martes, 27 de julio de 2010

LA ESPIRITUALIDAD DEL GRANO DE MOSTAZA

Leí en algún sitio: Nadie cometió un error mayor que aquel que no hizo nada, pensando que era muy poco lo que podía hacer. Traducida al lenguaje evangélico, esta frase nos recuerda el grano de mostaza; la espiritualidad del grano de mostaza. La mayoría de las personas nunca vamos a tener ocasión de realizar cosas grandes, pero cada día se nos presentan oportunidades de hacer pequeñas cosas: Escuchar a quien ncesita hablar, sonreír a los demás, visitar a un familiar o a un amigo enfermo, decir una palabra de aliento, recordar a alguien que Dios le ama...
Son pequeños gestos que nos llevan a desarrollar lo mejor que hay en nosotros y aportar al otro un estímulo para vivir y confiar en los demás. Es nuestra forma de vivir el amor fraterno y de ejercer de hermanos.
Por supuesto que no debemos olvidarnos de las grandes causas (lucha por la justicia, defensa de los derechos humanos, el afán de transformar el mundo en que vivimos...), pero si olvidamos los pequeños gestos, es posible que nuestros afanes más profundos se queden en el mundo de las ideas y deseos. El Evangelio nos enseña a dar respuestas fraternas a los mil acontecimiento y avatares de la vida diaria. Sólo así estaremos viviendo el Evangelio y nos entrenaremos para dar las respuestas oportunas en las grandes ocasiones que se nos presenten, si es que alguna vez tenemos esas oportunidades. Pretgúntate a quien le puedes enviar hoy un mensaje para decirle que Dios le ama; quién necesita una visita; a quien tendrías que dirigir una sonrisa o una palabra de aliento. Es la espiritualidad del grano de mostaza.

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