jueves, 25 de agosto de 2011

LA INSERCIÓN DE LOS JÓVENES EN LA PARROQUIA,

La parroquia es el lugar en el que nacemos a la fe y entramos a formar parte de la Iglesia por el sacramento del bautismo. Y respetando otras posturas, pienso que debe ser también el ámbito preferente en el que la persona omplete su iniciación cristiana. O sea, donde se reciban las correspondientes catequesis y los sacramentos de la comunión y de la confirmación. Y donde se inserte a los jóvenes en un apostolado activo. Se lo explicaba a una joven y a su madre, con ocasión de la JMJ. Por supuesto, es natural y necesario que si los hijos estudian en un colegio religioso, se aprovechen al máximo de la formación humana y cristiana que les ofrecen.
Pero los años de colegio pasan, y la parroquia permanece como ámbito de encuentro para crecer en la fe, para vivirla y para celebrarla cada domingo. Si no insertan en la parroquia cuando son todavía adolescentes ni la consideran su comunidad de vida y de referencia, les va a costar integrarse luego en una comunidad cristiana, cuando pasen a la universidad o cuando abandonen los estudios.
Por otra parte, la parroquia debe ser plural y abrirse a todos los carismas, sin discriminar a nadie y sin dar a ningún grupo la exclusiva. De momento, en la parroquia a la que sirvo hay catequistas de grupos cristianos muy diversos, pero a la hora de preparar a los catequistas y de presentar cada catequesis, formamos un todo plural y rico, que seguimos el mismo itinerario y nos centramos en presentar la fe de la Iglesia, evitando lo que pudiera sonar a proselitismo. Cada uno tiene su sensibilidad y presenta con libertad sus puntos de vista, pero intentamos ser sencillamente la comunidad parroquial, plural y rica en matices y en carismas.

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