miércoles, 12 de octubre de 2011

OTRA MANERA DE HACER EXAMEN DE CONCIENCIA

Jesús nos invita con frecuencia a mirar nuestro corazón y nuestras acciones a la luz de la Palabra, para que la Palabra nos nos juzgue, nos guíe y nos fortalezca. Pero a veces encuentro a personas que tienen una mala imagen de sí mismas y que se ven torturadas por un sentimiento enfermizo de culpabilidad. O que no han logrado una madurez que las ayude a vivir la fe como un encuentro alegre con Dios, que transforma nuestra vida, nos llena de paz y nos inunda de esperanza.
En estos casos, les recomiendo una práctica que me ha ayudado mucho en mi vida de fe: revisar, al final de cada día, todo lo que Dios les ha ido dando y cómo les ha salido al encuentro. Para darle gracias y para acostumbrarse a descubrir su llamada en medio de los acontecimientos de la vida diaria. Y para pedir perdón, si no han sabido responder con generosidad a lo que el Padre les pedía. Lo importante es que descubran la presencia de Dios en su vida, la cantidad de gracias que regala a los suyos diariamente y el amor tan entrañable con que cuida de nosotros

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