miércoles, 4 de enero de 2012

EL SEÑOR TE BENDIGA Y TE PROTEJA

Los católicos comenzamos el año con estas palabras tomadas de la Biblia: "El Señor te bendiga y te proteja, ilumine su rostro sobre tí y te conceda su favor; el Señor se fije en ti y te conceda la paz". Más que un deseo, estas palabras expresan la certeza de que Dios nos acompaña siempre en nuestra vida diaria. Y de ahí brota nuestra confianza en la vida y nuestra esperanza, a pesar de las dificultades y sombras que nos salen al encuentro cada día,
Por eso, nosotros no perdemos el tiempo en recordar el pasado, sino que, instalados con realismo y con fe en el presente, caminamos llenos de esperanza hacia el futuro. Es verdad que cuando se han superado los cicuenta años, ese futuro llega acompañado por cierta decadencia física más o menos visible, pero también lo es que lo más bello e importante de la historia no se ha construido a base de músculo, sino de bondad, de reflexión, de constancia y de inteligencia, cualidades que crecen con el paso de los años. Pues como dice san Pablo, cuando se empieza a desmoronar la tienda que sustenta nuestro yo, es el momento más propicio para crecer por dentro en valores humanos y religiosos. Y esa es la gran bendición divina: una personalidad que ha sacado a la luz las capacidades humanas más valiosas, tales como la alegría, el amor, la fortaleza, la solidaridad, la ternura y la paciencia.
Si quieres colaborar con Dios en construir esa paz que tanto necesitamos, empieza aportar esos minúsculos granos de mostaza tan llenos de vida como son la sonrisa, el perdón desinteresado a quien te hace daño, la paz interior, la misericordia, la comprensión y la telerancia. Sólo así estarás contribuyendo a construir un mundo más humano y te sentirás más feliz, porque sabes que estás haciendo aquello para lo que fuiste creado: amar y cumplir la voluntad de Dios.

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