martes, 10 de septiembre de 2013

EL DESARROLLO DE LA VIDA INTERIOR

Hace algo más de dos años, falleció una anciana de la residencia en la que celebro la misa cada domingo. Su salud se fue deteriorando progresivamente, pero su respuesta a la parálisis progresiva y a las llagas que le salieron en las piernas y en los brazos era siempre la misma: ¡Bendito seas, Señor! Jamás perdió la sonrisa ni las palabras de aliento, dirigidas a las personas que tenía alrededor. Una mujer joven, que vrenía a misa a la residencia y la observaba con atención, me dijo un día: ¡Cómo me gustaría parecerme a esta señora cuando sea mayor! Recuerdo que le dije que si deseaba parecerse a ella un día, tenía que empezar ya. pues la bondad, la paz interior, la paciencia y el buen carácter no nos llegan de manera espontánea, sino que son fruto de un largo procesos interior que nos lleva a desarrollar lo mejor que hay en nosotros. En el caso de un creyente, es necesario conocerse, desccubrir los defectos más importantes que uno tiene y ponerse pronto a trabajar. Y como entre los defectos que uno tiene, siempre hay alguno que está por encima de todos, identificarle. A ese defecto, que puede ser la soberbia, o la ira, o la envidia, o el mal genio, san Ignacio de Loyola lo denomina la "pasión dominante". Una vez que se ha identificado, hay que adoptar una estrategia para someterla. Pero contando siempre con la ayuda de Dios y poniéndose en sus manos. Llevando a nuestra oración ese defecto y la lucha contra él. Pero quizá lo que más necesatamos es desallorar valores evangélicos que nos faltan. De igual manera, hay que adoptar una estrategia concreta y ponerse manos a la obra. Lo peor que le puede suceder a un discípulo de Jesucristo es limitarse a vivir cada día sin con contar con una meta y sin poner los medios necesarios para conseguirla. La vida interior es fruto de la acción del Espíritu que actúa en nuestros corazones, pero no se desarrolla ni progresa sin el esfuerzo personal.

1 comentario:

  1. Lo peor que le puede suceder a un discípulo de Jesucristo es descubrir que no es tan bueno;que está lleno de envidia, que no soporta sus achaques, que cada día se queja más, a pesar de que el dolor lo venía soportando por la conversión de los pecadores...lo sufría con buen ánimo, hasta con alegría por el ansia de cumplir la voluntad de Dios que lo permite y lo comparte por la salvación de las almas...Ahora siente envidia de una mujer mucho más joven, porque no está condicionada y le ve todos los defectos y se pelea con ella porque no está enferma...

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