lunes, 3 de diciembre de 2012

EL SEÑOR TE ESPERA A TU PUERTA

En una de sus cartas pastorales, que trata del Adviento, san Carlos Borromeo decía a sus diocesanos de Milán, y nos dice a todos, que "así como Cristo vino una vez al mundo en la carne, de la misma manera está dispuesto a volver en cualquir momento para habitar espiritualmente en nuesra alma con la abundancia de sus gracias, si nosotros, por nuestra parte, quitamos los obstáculos". Porque el Señor vino en carne mortal hace más de dos mil años, al nacer en Belén; y de nuevo "ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos", al fin del mundo. Nuestra vida de cristianos se sitúa entre ambas venidas, y Él sigue viniendo al cotazón de sus hijos cada día, si quitamos los obstáculos y abrimos el espíritu a su llamada.
Viene, siempre que nos acercamos con alma samaritana a la persona que sufre y necesita que la echemos una mano.
Viene, cuando reconocemos con humildad nuestros pecados y nuestras miserias, y acudimos arrepentidos al sacramento del perdón.
Viene, cuando nos adentramos en la lectura de la Palabra de Dios, con el deseo de conocer todo lo que ha hecho por nosotros, y lo que espera de cada uno. O lo que es lo mismo, con el deseo de descubrir su amor y su misericordia, y de cumplir su voluntad.
Viene, por fin, cuando celebramos la santa misa y nos acercamos a comulgar con el alma bien dispuesta y el deseo de acoger su presencia bienhechora.
Por eso, sigue diciendo san Carlos Borromeo, "la Iglesi nos enseña, a través de himnos, cánticos y otras palabras del Espíritu Santo y de diversos ritos, a recibir convenientemente y con un corazón agradecido este beneficio tan grande, a enriqudcernos con su fruto y a preparar nuestra alma para la venida de nuestro Señor Jesucristo con tanta solicitud como si hubiera Él de venir nuevamente al mundo".

No hay comentarios:

Publicar un comentario