viernes, 26 de septiembre de 2014

CAMINARÉ EN PRESENCIA DEL SEÑOR

Cada día, al levantarme, me propongo caminar en presencia del Señor. Después del aseo personal, dedico un tiempo razonable a la oración y me pregunto cómo puedo caminar en la presencia de Dios. Lo primero que considero necesario es tomar conciencia de que cada día se me ofrece una nueva oportunidad para bendecir a Dios, para darle gracias por su misericordia y para buscar su rostro. Tomar conciencia de la presencia de Dios a mi lado, y repetir esta toma de conciencia varias veces al día, es fundamental. Después, le pido que todo cuanto realice sea "en su nombre": que lo realice con amor y para gloria suya. Y esta mañana, la oración de "Laudes" me proporcionaba un nuevo dato: Además de pedir que "vele sobre nuestros pensamientos, palabras y obras, a fin de que nuestro día sea agradable a sus ojos", le hemos pedido que "desaparezca de nosotros todo sentimiento malo". Ya sabéis, esos sentimientos que concreta la Iglesia en los pecados capitales: la soberbia, la envidia, la lujuria, el afán de dinero, la ira y los deseos de venganza, entre otros. Que en eso consiste caminar en presencia del Señor.

1 comentario:

  1. No podemos vivir sin Dios; pero a veces se esconde, no se deja ver por todos, no se dejó ver por Herodes, que se pasó toda su vida buscándolo y, cuando lo tuvo enfrente y se lo devolvió a Pilatos, no lo reconoció...Él no quería ver al Señor;pero quienes lo buscan de verdad, siempre lo encuentran; como los Magos que lo buscaban para adorarlo; como Zaqueo que se encaramó en un árbol para poder verlo porque era bajito.La Virgen, que vivía en Nazaret, se desplazó hasta Cafarnaún movida por su amor y por unas ganas incontenibles de ver a su Hijo.Nadie que de verdad busque a Cristo, quedará defraudado

    Vivir en la Presencia de Dios, es posible.Es un Don. Nada se puede comparar a este Don. Creo que se lo podemos pedir al Señor, de todas las maneras, Dios está siempre donde están sus criaturas, con cada una en concreto; incluso con los infelices que han pecado para ayudarlos a arrepentirse y acogerlos entre sus Brazos para que de nuevo puedan caminar en presencia del Señor. Jesucristo vive y está muy cerca de nuestros quehaceres cotidianos, siempre dispuesto a dejarse "ver", Él quiere que lo busquemos y que no paremos hasta encontrarlo.

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