domingo, 7 de marzo de 2010

Buscar el rostro de Dios

La cuiaresma nos invita a adentrarnos en el misterio de Dios, a buscar su rostro. Porque Dios se revela cada díaq para cada día. Si piensas que ya conoces a Dios, decía San Agustín, quítate esa imagen de la cabeza, que no es Dios. Él es siempre mayor, sorpredente e inabarcables, y sólo podemos acercarnos a Dios cuando buscamos con humildad y con limpieza de corazón.
Un camino para descubrir su rostro es la escucha de la Palabra: leer el evangelio de cada día con actitud de humildad, porque Dios se da a conocer a quien le busca. Una lectura serena, transida del deseo de Dios. Más que preguntarnos qué tengo que hacer, tenemos que preguntarnos quién es el que me habla y qué me dice de sí mismo. La lectura y meditación asidua de la Palabra es el camino privilegiado para descubrir su rostro.

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